este eterno ropaje que tiembla
cuando un pequeño celular me trae el recuerdo de tu voz, tan tuya..
Cruzo estremecida el río para encontrar tu voz, o el destello tibio
que me eriza y cimbra todo el virginazado abandono.
Cuando te pienso, se me hace que huimos juntos, asustados
entre pasillos interminables, metálicos
y el agua que corre y que va y viene, así como corren las aguas de los ríos
así como nosotros temerosos de vida esperanzada y tardía.
Creo que te busco, aunque me engaño que no, y espero tenerte... tengo los síntomas
que metódicamente aparecen...
Creo que te busco para que desordenes más mi desorden
para que hagas de mi un volcán en el desierto
y atravieses los túneles azules y me lleves al altillo y me acueste con vos y que
el niño que gime dentro tuyo me tome y me cobije en su vientre y me haga nacer de nuevo
como trigo en el viento.
Quiero verte, trepar en las palabras hasta entrar en el laberinto
de cajas y candelabros de hierros oxidados. Volar en las sendas de tus venas
entre lunas intensamente rojas y envolverme en ellas y que te envuelvas conmigo
quemando nuestras cenizas.
Quiero decirle a mi conciencia idiota, que creo y que todo esto vale la pena en la última frontera
haciendo caso omiso a mi razón... sorbiéndote.
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