Mi inquietud invoca tu presencia.
Ausencia lejana que las aguas acercan
diluida en secretos sustanciosos
ceñidos de mañanas complices
y de letras encerradas.
Mariposas en cautiverio.
mi lengua trepa buscando tu boca,
tu voz que resbala
por mi mente y yace en a puerta de mi cuarto.
Sobrevivo a los enormes remiendos
edificios de sueños, que espuman en
mi adormilada sangre, buscándote.
mi adormilada sangre, buscándote.
La tarea esta hecha.:tu abandono anunciado,
como anuncia la
muerte el carcelero a las 12 de la
noche.
El silencio se refugia en los andenes de un tren
y cruza lentamente el rio,
depositándolo en la casa como un credo irrebatible
y a la vez insospechado.