Comparto mis noches con este no tenernos y
tu presencia ausente.
Desenfrenado alimento de fantasmas y de lluvias
y de tus entristecidos
ojos, lejanos y silentes
como un nombre innombrado y amargo
en mis
venas, nutridas de un ramo de ajenjo,
reposado y legendario, en legendarias sobras del descanso
extendido, añoso y
agreste como acaudalada espesura.
Único.
Te cimento en mi memoria
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