de mi memoria.
Fue preciso respirar la oscuridad,
para encontrar la luz
clara y liviana.
Tenía que romper con el viaje imaginario del pantalón azul;
aquel que venia junto a un salvador, cuchillo en mano, a cortar la
atmosfera que las otras mujeres me legaron.
Creo que ame un imaginario, una leyenda que comenzaba en mi corazón
y como hilo tembloroso dormía entre mis piernas.
Se alivianan mis días, porque sé que el eje de mi misma, está
dentro de una ostra nacarada,
un poco oscura, un poco clara, y debo convivir en ella y con
ella como si estuviese desnuda de recuerdos y envuelta en verdades.
Tal vez, un día al leerte, me lea a mí misma.
Tal vez un día, no muy lejano, dentro de un cofre te
encuentre y tal y como eres, camines conmigo de la mano sin mensajes, hasta que
desesperados de vibraciones, dejemos de respirar.
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