Seguiré oliendo con palabras tu huella.
Seguiré sintiendo que estas prendido a mi argumento,
detenido reloj de una noche, cuando
se tornó invisible tú
invisible presencia.
Cuando nadie te nombre, seguiré inventándote nombres,
nombres y rostros
nombres y tibiezas.
Sumergida en el torrente de tus manos lejanas
tan lejanas, tan lejanas y tan mías, como de nadie fueron.
Cuando nadie te nombre, abrazare tus cartas,
cartas imborrables de viento,
abrazare tus raíces picantes y frutales.
Cuando nadie te nombre.
Cuando nadie te nombre, seguiré oliendo con palabras tus huellas y estaré triste.
Cuando nadie te nombre, me vestiré de ti, para que me
visites.
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